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lunes, 4 de febrero de 2013

SOY RACISTA




POSTED BY
FRED GWYNNE




Mi mafioso Geryon:


Yo, he de confesarlo, soy racista y xenófobo. Así dicho, de entrada, sin más explicaciones, entiendo que te suene muy mal y que te estés planteando dejar de leerme. Por si te sirve de algo, por si tienes dudas, he de decirte que yo haría lo mismo. No leería una línea más, borraría mi foto del blog y saldría por patas. Esperar a que alguien te dé explicaciones para algo que nunca las puede tener, es una estupidez y no merece la pena perder el tiempo en ello.


Si esta dolorosa afirmación no te ha hecho salir corriendo, imagino que es porque sabes que el humor impregna mis salivazos, y que tarde o temprano te lo explicaré todo con algún precioso whatsap.

Soy racista. Si, lo soy, pero soy un racista global, intermitente y de fiestas de guardar. Soy un racista global porque odio a todas las razas por igual. Digamos que he globalizado mi rencor. Todas me parecen igual de estúpidas y deleznables. Todas capaces de matarse por dos letras, una frontera, cuatro religiones y lo que es más increíble, por unos colores de fútbol. Blancos, negros, amarillos, verdes, rojos y azules. Me da exactamente igual. No tenemos remedio.
Si yo tuviese que demostrar que todas las razas son iguales me bastaría con decir que la congénita gilipollez humana abarca al mundo entero. La avaricia, la violencia, la corrupción, el odio, la envidia, la hipocresía y  la estupidez  son globales. Nos pertenecen a todos. Del primero al último. Ser blanco o negro no nos inmuniza.
Los cuatro imbéciles que hacen el mono en un campo de fútbol deberían pensar, aunque insultar haciendo el mono y pensar creo que son actitudes totalmente incompatibles, que lo único que están haciendo es reproducir a sus ancestros.

(SIGUE)




Hasta aquí la primera explicación. Pasemos a la segunda. Soy un racista intermitente. Hoy si. Mañana no. Mañana sí. Hoy no. No tengo término medio. Hay días que amo a todo el mundo y a todas las razas. Días en los que me levanto menos ácido, más optimista y pienso que todavía tenemos remedio. Que en algún lado, en alguna remota esquina, hay gente que piensa que la mitad del planeta se muera de hambre no conduce a nada. Gente que piensa y va más allá. Gente que actúa en consecuencia. Gente que se pringa, trabaja, lucha por cambiarlo y mueve su granito de arena aunque esté sepultado por una montaña. Hay mucho blanquito que cuando hace régimen, o cuando abre la nevera, o cuando enciende su ipad, o cuando va de vacaciones, o cuando se toma el aperitivo, o cuando lee toda esta demagogia barata piensa que el mundo gira al revés.


Y yo, desgraciadamente, soy uno de esos blanquitos que lo piensa. Yo escribo y no hago nada. Suelto lastre. Remuevo mi conciencia para volver a dejarla parada. Insulto a los políticos, veo en la tele a hinchados negritos muriendo de hambre y me termino el postre. 

Y a veces, cada vez más, no hace falta encender la tele para indignarte: aquí mismo, no muy lejos de mi casa, veo sobres, corrupción, políticos indecentes, paro y miseria. Lo veo y me siento un privilegiado. Eso si un privilegiado con  la conciencia sucia hasta que termine de escribir. Luego mi confortable mundo seguirá girando a mi alrededor y alrededor de todas las razas.

Lo de ser un racista de fiestas de guardar me cuesta más explicarlo. Es un racismo que experimento normalmente los domingos y que se manifiesta de forma indiscriminada. Odio a todo el mundo y a todas las razas. Desprecio a los hombres, mujeres, niños, perros, blancos, negros, asiáticos, gatos, cacatúas, policías, actores, árbitros, flores, domingueros y montañeros. Odio la tele, la radio y la  prensa. Odio Internet. Odio este artículo y os odio a vosotros. Tengo encono, inquina y ojeriza a todo lo que se mueve y aversión a todo lo que se está quieto. Soy un odio con patas.
Los motivos no acabo de tenerlos claros. Lo único que sé  es que se suelen manifestar cuando mi equipo pierde…

Lo de la xenofobia tiene que ver con mi cuerpo. Y mi cuerpo me dice continuamente que no soporto a los japoneses. Me fabricaron cogiendo diferentes partes al tuntún y al tontón. Un brazo por aquí, una pierna por allá, un cerebro por acullá, un poquito de rosca-chapa y órganos a tutiplé. Una mezcolanza que dio como resultado alguien desencantado del mundo, un inadaptado con patas largas y cerebro corto.
A mí, sinceramente, me daba igual tener el cerebro de un blanco o un negro, los pies de un esquimal o las manos de un chino. Me daba todo igual. Soy de muy buen conformar y detesto molestar. Ahora bien, puestos a elegir un miembro importante, puestos a elegir el miembro, hubiese preferido alguno más oscurito y no el del ridículo japonés que me tocó en suerte…


Y antes de terminar, que luego dicen que me salgo por las costuras, un poquito de fútbol para endulzar  tanta demagogia barata.  Unas pequeñas pinceladas de trazo grueso y soez.

Pincelada negra: el teatrero de Alves se ha quejado de racismo en el Bernabéu y desde aquí tengo que darle la razón. Tengo que dársela y tengo que quitársela. Se la doy porque es verdad que le han insultado y se la quito porque no le escuché decir lo mismo cuando un compañero le llamo mono a Marcelo, o cuando en su estadio se reproducen los mismos insultos y los mismos comportamientos. A veces uno escucha lo que quiere. Que te insulten los del equipo contrario no exime de condenar los insultos del propio. Una vez más, es una mera cuestión de simetrías.

Pincelada incolora: después del partido de Copa, y una vez vistas y oídas las ridículas quejas culés, he llegado a la conclusión de que lo que de verdad persigue el Barcelona es jugar solo. Pasarse horas y horas moviendo la pelota en un rondo infinito, un rondo sin ninguna oposición, sin contacto físico y con reglas “ad hoc”.
Quieren jugar un partido light, desnatado, sin roces, sin oposición, sin lucha, sin sudor y sin fútbol. Un partido con once jugadores. Los suyos. Once teatreros del balón y un árbitro que les alabe los pases.



Pincelada húmeda y pegajosa: decir que Xabi Alonso, por una ridícula y rastrera campaña para calentar el partido de vuelta y condicionar a los árbitros, se ha convertido ahora en una “máquina de matar y segar piernas” es una estupidez y una majadería solo al alcance de periodistas con menos cerebro que sus ancestros que saltaban por los árboles.
A mí, que soy muy mal pensado con esto de la prensa, me da que el problema de fondo es que más de uno quería que se pusiese alguna que otra camiseta debajo de la suya y que tuviese una novia periodista que largase de Mou.
Y no, no es el caso. Xabi es Xabi. Gure Xabi. El de Anoeta y el del Bernabéu.

Y hablando de campañas, a ver si me aclaro: o sea que Messi mete goles con la mano, da golpes por la espalda, insulta, abronca a canteranos y compañeros, pega pelotazos al público, recrimina a los árbitros, simula penaltis, espera en los parking y escupe colonia a jugadores y a banquillos y  ¿El que se ha vuelto el enemigo público número uno es Xabi Alonso por tocarle la cara?


Pincelada blanca: Cristiano pone la ceja, los tobillos y la tristeza para que se la partan. Pone a Portugal para que lo insulten y pone lo que hay que poner para que mucho cenutrio siga cuestionándolo y comparándolo con Messi. 

Las pinceladas ya están dadas. Lo único que deseo es que el mejor cuadro, el décimo,  acabe pintándolo el que juega en el único equipo del mundo que ha sido capaz de pintar los otros nueve…

















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4 comentarios:

  1. Leído Fred:
    En esta ocasión su post me ha gustado mucho, lo he leído con atención desde la primera hasta la última letra, y seguramente lo releeré, enhorabuena. Ahora bien, alguna cosita que contarte. Tú no odias a nadie. Con leer algunos post de tu blog y estos dos en casa de Geryon, se ve a leguas que tu amas más que odias. Xabi Alonso, pese a la total confianza que Mou le ha mostrado siempre, no le corresponde como debe. En ocasiones habla con la boca chica y calla más que habla hablando mientras calla. No me gusta el donostiarra. Y una última, ¿alguna vez el mundo ha girado en el sentido correcto?,y hablo desde que poblamos este joven planeta. Quizá siempre.
    Saludos.

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  2. Agu39, tienes toda la razón. No valgo para odiar. Soy un monstruo fracasado que no asusta ni a los niños. Soy un monstruo de pega..
    Otro saludo para ti y me alegro que esta vez te haya gustado.

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  3. David, con comentarios como este voy a tener que empezar a ser racista hasta con mi ego...
    Gracias.

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